LA CRÍTICA DICE
"Recomendabilísimo documental que deja una sensación de felicidad inusitada."
Humanos en la Rosada
"El cineasta argentino consigue trasladar la belleza abstracta de las frases simétricas a la gran pantalla. Es una búsqueda personal de Lipgot que curiosea y viaja por cuatro países en pos de la fascinante simetría."
Marius Serra (LA VANGUARDIA)
"Antes de entrar al cine, hay que tener en cuenta una advertencia: esta manía puede ser contagiosa."
Gaspar Zimerman (CLARÍN)
"¡Viva el palíndromo! resulta una reivindicación emotiva y divertida a la vez sobre todo aquello que el capitalismo y la sociedad de consumo suelen despreciar: seres distintos que se dedican a actividades que no generan rédito. Pura pasión por el lenguaje y por cultivar el sentimiento de camaradería."
Diego Batlle (LA NACIÓN)
"La pasión de los otros esconde una potencial fascinación para nosotros. (...) Esta película adorable propone la entrada a una cofradía de señoras y señores apasionados hasta niveles inconcebibles por encontrar la mejor frase reversible. Y lo hace con una gracia irresistible, con algún desdén hacia los anagramistas, con un segmento animado festivo y una canción que los perseguirá durante días."
Javier Porta Fouz (BAFICI)
"Un documental hispanoargentino que con humor y literatura ahonda en este pasatiempo o "píldora de felicidad" que llega a resultar adictiva."
Agencia EFE (ELDIARIO.ES)
"Un film bello, bellísimo, como la eterna juventud y sonrisa de Sylvia Tichauer al piano y sus alegres agudos."
Fabrizio Inllire (Palindromista)
"Imposible no terminar tarareando el leiv motiv de ¡Viva el palíndromo!, imposible no contagiarse con ese entusiasmo de todos aquellos apasionados por algo, a quienes no les importa la mirada ajena y tampoco les interesa encajar en un mundo donde jugar parece sólo cosa de niños y el ocio una pérdida de tiempo."
Pablo Arahuete (CINE FREAKS)
"Le pone swing a un tema aparentemente abstruso, pero definitorio del ocio humano y del deseo de jugar."
Eduardo “Quintín” Antín
ENTREVISTA AL DIRECTOR
¿Cómo surgió la idea de hacer este documental?
En 2014 estaba de vacaciones en Barcelona, y quise saber quiénes integraban el Club Palindromista Internacional, que tiene su sede allí. Entonces conocí a Pere Ruiz, el coordinador general, y junto con nuestras mujeres, pasamos un momento muy plácido: fue un atardecer, tomando un café. Ahí mismo, por primera vez se me ocurrió hacer el documental.
¿De qué manera se elaboró el guión?
El guión, como siempre –al menos como yo trabajo-, fue a partir de una idea: como una prefiguración, una hipótesis. Había un proyecto que respeté (los testimonios que quería tener, ciertas ideas dando vueltas). Después se fue transformando con el tiempo, y se cerró en la sala de montaje.
¿En qué consistió el rodaje?
Fueron dos viajes a Europa, además de un viaje a París que hice aprovechando que estaba en Cannes. En el segundo, que fue para el Congreso de Palindromistas, ya teníamos montada una parte de la película. Sirvió porque supimos qué ir a buscar y cómo seguir el relato. Deben haber sido 20 jornadas.
Las imágenes buscan recurrentemente la simetría.
¿Buscas la simetría en todos los actos de tu vida?
La simetría está en la estructura del palíndromo: tiene un eje de simetría y dos lados iguales. Tiene que ver con su esencia, con su génesis. Todos buscamos la simetría de alguna manera: tenemos una simetría axial que no es perfecta. Y esa búsqueda nos da equilibrio, tranquilidad. En cierto grado se trasforma en una obsesión. Yo la tuve.
¿A qué público pensaste que se dirige la película?
El tema le puede interesar a cualquier persona. Lo fui comprobando en las proyecciones de los festivales, por el entusiasmo que despierta. Si pienso en un nicho concreto, quizás sea para la gente de la literatura, o a la que le interesa un juego de palabras (que no son muchas). Pero es de interés general.
¿Qué ofrece este documental respecto al resto de tu obra?
Sentía que me venía repitiendo en la elección de temas, y en ciertas cuestiones de hábitos narrativos. Y me gustó, más allá del contenido, que formalmente es muy distinta a las anteriores. En principio, dejé de lado el prejuicio que tenía con la voz en off, que nunca había usado anteriormente. Y me decidí a jugar, como quien juega con el palíndromo. Jugué con el montaje, con el sonido, con el recurso de la voz en off o como la gráfica, que es más televisiva. El documental permite esa libertad. Por otro lado, es una película bastante luminosa en relación a las demás. Seguramente tiene que ver con la llegada de mi hija Sofía, que nació mientras trabajaba este proyecto.
Norberto Chab (GPS AUDIOVISUAL)